Real Estate Children

Real estate con niños: imaginación y telepatía.  


por Redacción | 1 agosto, 2023

Parte de mi trabajo consiste en enseñar grandes casas independientes en venta o alquiler. 

En general, estas casas están destinadas a familias con niños, por lo que muchas veces, los hijos acompañan a sus padres en estos recorridos. En muchas ocasiones se trata de familias extranjeras que tienen poco tiempo, por lo que es normal visitar entre 4 y 6 casas de una sola vez. Si esto ocurre habiendo niños estos acaban agotados y aburridos. 

Hace años, y derivado de esta situación que se repetía, se me ocurrió un truco que todavía utilizo cuando detecto que la situación lo permite (la edad del niño oscila entre los 5 y los 8 años aproximadamente, el recorrido encaja en las características, existe cierta conexión con la familia etc…). 

En algún momento entre la primera y la segunda casa visitada, después de haber interactuado con la familia, me dirijo al niño (o a los niños) y le explico que, aunque me dedico a vender casas, mi auténtica vocación es la telepatía, le explico en que consiste y le sugiero que, tal vez, al terminar la visita, se lo podré demostrar adivinando sus pensamientos. En este momento percibo una incredulidad absoluta, pero también una curiosidad infinita…no es difícil percibirlo en los ojos de un niño cuando le hablas de cosas fantásticas o poco creíbles, sobre todo, si no conocen a su interlocutor. Es uno de los dos momentos entrañables de este truco con el que yo disfruto tanto como ellos. 

A lo largo del recorrido, mientras voy detallando a los padres las características de cada casa, hago pequeños incisos para recordar al niño que se fije bien en los detalles de la casa y se concentre, pues eso me ayudará a establecer una conexión mental (mientras sus padres y yo ganamos algo de tranquilidad). En realidad, se trata tan solo de mantener el suspense y crear el clima necesario hasta el desenlace. Mi seriedad a la hora de dirigirme a el (ellos) es absoluta en todo momento, utilizo el tono adulto en las formas pero no en el contenido, que es pura fantasía.

Al entrar en la última casa le pido que se fije bien en el recorrido que vamos a hacer, pues al terminarlo es cuando voy a utilizar “mis poderes” para entrar en su mente y adivinar su pensamiento. Así, cuando casi nos estamos despidiendo, haciendo como que casi se me olvida el tema, y con gran solemnidad, pido permiso a los padres para leer la mente de su hijo. Y aquí el desenlace: le pido al niño que se concentre mientras cierro los ojos, hago un poco de teatro, le digo que tiene muchas cosas en la cabeza (risas de los padres), que no utilice tanto el móvil… pero que aun así lo voy a intentar: 

– Piensa en que parte de la casa te ha gustado más. ¡Espera!, añado con intensidad y sorpresa, siento tus ondas cerebrales, me están llegando con claridad… 

– Es… ¡la piscina!. 

El niño no da crédito pues he acertado, siempre es la piscina si es grande, tiene algo especial y el agua está limpia.

Pero sobre todo, sé que he acertado, cuando oigo que le pregunta a sus padres, en bajito, cómo lo he adivinado.

Sea como fuere, incluso si el truco saliera mal, quiero pensar que he aportado un poco de frescura a la visita , que he aliviado un poco el aburrimiento de ese niño y que tal vez conserve por un tiempo ese recuerdo en la memoria.

*(por cierto, si hay un gran estanque con peces de colores sería, probablemente, su primera opción).

Etiquetas :